sábado, 24 de abril de 2010

El perdido

Pasó una cálida tarde de jueves sin ninguna historia interesante que relatar, temo incluso que demasiado traquila para ser un bosque viejo. Sin ganas ni expresión los hechos ocurrían y otros con sus monótonos canticos ensalzaban la vida perdida.

El bosque prestó atención al crujiente espectáculo de
frágiles hojas otoñales; una tras otra enmudecieron para siempre, una tras otra y cada vez con menos cariño. Docientos metros de revoloteo instintivo, mientras menos orientado mejor creían. Las hojas vuelven a enmudecer junto con el bosque entero, un trocito de tierra se pinta colorada, estrujandose de agonía donde más duele.

El río, un tanto turbio pero tranquilo, mostraba que el temor no era más que el terror a lo desconocido. Gota a gota intentó ahogar las culpas de algo que no hizo; justificar a la carne como carne que es, no es tarea fácil.

La noche pidió su turno en la historia y junto a ella llegó el frío de un canto sepulcral; quizás lamentaba que el amor sacara sus garras en un lugar tan hermoso e imprefecto. El aguacero llegó desde lo más alto, puntual para la triste escena, pero tarde a la inocente fantasia chapoteada.

Un espacio que se hunde más y más hasta apagarse por completo. Fue el regreso al punto cero, hoy todo es como antes: las aves a su nido, el río a su suerte y la tranquilidad del bosque al alma del no presente.



3 comentarios:

Felipe-21 dijo...

Un poco melancolico... Gran articulo comapdre...

Pd. Es mejor perderse que nunca embarcar... mejor tentarse a dejar de intentar... aunque ya ves que no es tan fácil empezar... Sé que lo imposible se puede lograr... que la tristeza algún día se irá... y así será la vida cambia y cambiará...

Hina Palitah dijo...

Creo que espero también ese regreso al punto cero para poder empezar de nuevo la historia.

Sarah dijo...

Es la pachamama, que supera a todos nosotros viles mortales.
ojalá eso haya tenido sentido Dx